“El amor, que no tolera que no amemos”, escribió Dante. Y sabía de lo que hablaba: construyó un libro perfecto para poder soñar que no era imposible reencontrar a Beatriz en los cielos concéntricos, una Beatriz que alguna vez le negó el saludo, que alguna vez se mofó de él entre amigas y que se atrevería a abandonarlo en el Paraíso.
“El amor, que no tolera que no amemos”, escribió Dante. Y sabía de lo que hablaba: construyó un libro perfecto para poder soñar que no era imposible reencontrar a Beatriz en los cielos concéntricos, una Beatriz que alguna vez le negó el saludo, que alguna vez se mofó de él entre amigas y que se atrevería a abandonarlo en el Paraíso.
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