jueves, 22 de abril de 2010

Inventario


a penas llevaba un par de años de soledad....


Tengo un cuarto de 4 por 5, una cama individual, un pequeño mueble para poca ropa, un espejo, un escritorio lleno de cosas, una silla y un laso que cuelga de lado a lado fungiendo como el verdadero ropero.

El ventilador jira todo el tiempo que estoy en casa, me da miedo que si brinco con las manos levantadas, me las arranque. En el espejo hay escritos nombres de bares a los que todavía no he ido.

El exterminio de los zancudos fue una actividad deportiva durante los primeros días de mi estancia, durante las noches me zumbaban sobre la cara, lo que me hacia hacer un calculo del promedio de bichos que había que perseguir. Al menos he tenido 3 tipos de ronchas diferentes, unas anchas como de 3 cm de diámetro, otras de un cm, un poco hinchadas, y algunas mas, como simples granitos que dan comezón. Además de los zancudos pequeños y medianos, al medio día se meten unos insectos voladores similares, pero de unos 3 o 4 cm de largo, que me han advertido, pican bien gacho.

Alguna vez, pachequeando a las 2 de la mañana, me tiré completamente desnudo al suelo, y mi primer sorpresa fue el descubrimiento de unas pequeñas hormigas invisibles desde el punto de vista de alguien que esta de pié. Entonces realicé un conteo mental de las hormigas en mi cuarto, existen al menos 4, las minichiquitas, las pequeñas del escritorio, las medianas que abundan también en el patio y unas grandes y rojas, que no sé si son las mismas que he visto cosechando el naranjo del patio.

Además de las polillas, las arañas, las micromoscas, las moscas y unos bichitos curiosos que si les acercas el dedo, brincan, he encontrado otro bicho, uno gigante a escala de la microfauna, el Gregor kafkiano que todos llevamos dentro.

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