viernes, 9 de abril de 2010

Nada


De pronto, al darse cuenta, estaba flotando en la ligereza de la entrada al sueño. Sintió que ese momento era el adecuado para escapar, volando de la realidad, que aun ahí en la frontera del sueño impide despegarse del suelo. Fue entonces donde pensó en “eso”. “Eso” fue la palabra mas cercana y también mas lejana para intentar describir lo indescriptible. En ese ligero filo que estaba a punto de cruzar hacia la inconciencia se dio cuenta que era humano. Y que como humano no podría expresarse de lo que no conocía y que apenas podía imaginar. Todo lo que sabia del mundo, era lo que sus sentidos humanos le habían hecho creer; el pasto, los colores, el amor, las texturas, la vida, la gente, Dios, todo era humano, y por mas que se esmerara solo desde ese punto de vista humano iba a comprender lo que llaman realidad. Apareció de pronto una angustia por aquel descubrimiento. La realidad le pareció corta ante el cono de posibilidades del que ni siquiera conocía la punta. Quiso formular un cuento, pero ¿un cuento de que? De algo que no tenía vida, ni color, ni textura, ni tiempo, ni olor, ni ideología, ni sonido, ni nada, nada de lo conocido humanamente, nada. Ante la frustración de no poder comunicar a los demás su pensamiento, se quedó dormido, y dando brinquitos de sueño en sueño pronto no recordó nada. En ese instante, más bien, en algo parecido a un instante, en algo parecido a la realidad, algo que tiene algo semejante al ser descubrió que no estaba solo. (chale, ese es un final cursy,,, la verdad que nadie nunca esta mas acompañado mas que por su propio espíritu miope)

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